INTRODUCCIÓN
Lo que tenéis en vuestras manos es una guía de lectura y una guía de trabajo de uno de los diálogos de la primera época de la producción literaria de Platón. En esta serie de diálogos, llamados habitualmente diálogos de juventud, Platón intenta ser fiel a la enseñanza de su maestro Sócrates, tanto en los contenidos como en el método. Son diálogos que han sido algo desatendidos por la tradición filosófica, puesto que no manifiestan la madurez de los que vendrán después, se dice, puesto que no se exponen las doctrinas más propias y elaboradas del pensamiento platónico, además de que suelen estar inacabados o inconclusos. No se llega, al final del diálogo, a ninguna conclusión clara y definida, o al menos, eso es lo que la tradición ha transmitido. Vosotros mismos podréis juzgar si un diálogo como éste que os traemos aquí, el diálogo Eutifrón, puede o no tener interés, si pueden extraerse de él lecciones provechosas, o simplemente se trata de un ejercicio dialéctico sin más del Platón más joven.
Se trata de una idea que hemos ido elaborando cuatro profesores que desempeñamos nuestro trabajo en la Comunidad Autónoma de Andalucía (Antonio Sánchez Millán, Mª Ángeles Bermejo Salas, Juan Jesús Ojeda Abolafia y Rafael Guardiola Iranzo), por amor a la filosofía, con el objetivo de traer a nuestros días un poco de sabiduría de los antiguos, de esa que no pasa de moda, a la vez que se explotaban las posibilidades didácticas de este diálogo, en el que se integran multitud de temáticas y valores que, formando parte del currículo del alumnado de filosofía y ética, pueden aquí trabajarse de una manera más activa y cercana a los propios textos clásicos. Y es que, a través de un diálogo socrático, el lector puede asistir a la filosofía en acción, puede participar filosofando, y no simplemente aprendiendo filosofía, como bien aconsejaba Kant. Acercarnos un poco a este diálogo, como botón muestra, puede ayudarnos a observar de primera mano, no ya a la filosofía, ni a un filósofo, sino al modo de vida filosófico, ya casi olvidado, pero hoy día quizás más necesario que nunca. Entonces…
¿Qué os proponemos con esta aplicación didáctica del diálogo Eutifrón?
Una lectura crítica, poniendo en situación al alumnado sobre lo que se dice en el texto mediante información adicional, así como actividades que permiten profundizar en el sentido de lo tratado en el texto.
La puesta en práctica de procedimientos, contenidos y valores que pueden extraerse de la lectura crítica que se ha realizado previamente, pero más allá del propio diálogo, mediante actividades y apuntes teóricos que conectan el diálogo con la vida y las preocupaciones actuales.
Procedimientos lógicos, practicando diversos tipos de razonamiento: todo-parte, acción-pasión, causa-efecto, esencial-accidental, consecuencias prácticas de una tesis, círculo vicioso, falso problema, falsa definición, argumento de autoridad, recursos retóricos, la paradoja, la contradicción… La comprensión y ejercicio de la dialéctica, del arte socrático del diálogo: ironía, ignorancia, hipótesis, problematización, definición, aprender a preguntar… La posibilidad de ejercitarse en la discusión y el debate en grupo: aprender a escuchar, aprender a participar, argumentar, sacar conclusiones, contrastar opiniones…
Contenidos que se ponen en juego en el diálogo, como el acercamiento a la propia figura de Sócrates y su proceso judicial, el conocimiento de las instituciones griegas antiguas, la concepción griega de los dioses y su relación con los seres humanos, la comprensión de la noción de piedad ayer y hoy, qué es la justicia y cuál es el trato justo a los otros, las relaciones entre mitología y filosofía, el origen, la esencia y la utilidad de la filosofía, y el conocimiento del pensamiento y la práctica socráticos.
Valores, que se aprecian y se aprenden a apreciar relacionados con el problema del objetivismo y el subjetivismo de las valoraciones humanas, con las relaciones personales, la intersubjetividad y sus patologías (cotilleos, acusaciones injustas, falsas, interesadas, amores peligrosos…), la autoconciencia y conciencia del otro, que implica juzgar y poder ser juzgado, el respeto mutuo, aprender a deliberar, a decidir y a elegir, poder aprovechar la enseñanza que aporta sentir en vivo el conflicto cognitivo y emocional o la reflexión y el análisis críticos.
¿Cómo se organiza esta edición del diálogo Eutifrón?
Tenéis, en la primera parte, el propio diálogo, ordenado por capítulos y con referencias a los ejercicios y las actividades que se desarrollan en la segunda parte, de título “Y ahora tú”. Una tercera parte, contiene un glosario de apoyo a la comprensión del diálogo, además de un apéndice con técnicas típicas del trabajo filosófico, así como, algunas modalidades de la nueva práctica filosófica: el diálogo socrático, el taller de filosofía o el café filosófico. Las actividades, que se presentan casi siempre a través del modelo información-actividades, es decir que, primero, se aporta determinada información sobre el contenido a trabajar o sobre el curso del diálogo y, a partir de ahí, ejercicios congruentes con ello, lo más prácticos y factibles que hemos sido capaces. Estas actividades irán señaladas con determinados signos del alfabeto griego y aparecerán en función del orden de la temática del propio diálogo. Cada una llevará un encabezamiento alusivo a su contenido y desarrollará la actividad correspondiente.
Las actividades confeccionadas son de tres tipos y se pueden trabajar horizontalmente (todas las de un mismo tipo) o verticalmente (todas, según aparecen en el orden del diálogo):
-Cosas de la época: Ω
-Discutimos sobre..: Ξ
-Método socrático (cómo transcurre el diálogo): Ψ
¿Qué orientaciones didácticas os podemos sugerir?
Nos parece adecuado acompañar las actividades sugeridas con otra serie de actividades previas al trabajo de la guía y otras que redondeen el trabajo realizado, de manera que el diálogo platónico pueda explayar todo su potencial educativo.
Para situar al alumnado en la temática fundamental del diálogo, la justicia, el problema de la relación justa con los demás, puede ser interesante el visionado y comentario en clase de la película de Constantin Costa-Gavras, La caja de música.
Y para motivar y preparar el terreno de la discusión que plantea el diálogo, y también para ejercitar al alumnado en el método socrático, se puede practicar previamente el arte de la definición, siguiendo las indicaciones de Lou Marinoff, a partir de la pregunta: ¿cuándo me he sentido tratado injustamente?; o bien, organizar un café filosófico en horario lectivo, o mejor, no lectivo, sobre la cuestión de la justicia. De ambos tipos de prácticas filosóficas se habla también en el apéndice de al guía.
Una vez finalizado el trabajo sobre el diálogo, para seguir pensando, y puesto que no se llega una conclusión definitiva en él, se sugiere continuarlo en clase. No hay que olvidar que se trata, en el fondo, y quizás según la intención platónica, de un ejercicio escolar que debe seguir al texto escrito por Platón. De modo que se puede llevar a cabo un debate en clase y, luego, por ejemplo, conclusión personal por escrito. Otra buena idea puede ser analizar críticamente alguno de los falsos debates que sufrimos a veces por televisión, comentando sus defectos y lo que le falta para ser un verdadero debate. Y como actividad posterior fundamental, acudir en apoyo del trasfondo esencial del diálogo Eutifrón, a través de la discusión sobre la película de Alejandro Amenábar, Los otros. Después diremos algo más sobre esta película que motiva el título de nuestra guía didáctica.
¿Qué debéis saber sobre el diálogo Eutifrón para empezar a leer?
No hace falta mucho, sólo entregaros a su lectura, disfrutarla y aprovechar las discusiones que genera al compartirlo con otros. Pero bueno, algo apuntaremos.
El personaje Eutifrón, que da título a este diálogo de Platón es posible que existiese de verdad, incluido el caso judicial que motiva la discusión. Se nos aparece en el diálogo como un hombre corriente, desprovisto de maldad, entendido en las cosas divinas, que viene al tribunal asumiendo un deber que no deja de producir en su interior un intenso problema moral: se ve obligado a acusar de asesinato a su propio padre. Éste, por negligencia, ha dejado morir a un asalariado que, a su vez, había asesinado a uno de los servidores de la casa. Eutifrón afirma que su manera de actuar es un acto piadoso, y no llega a comprender que el resto de sus familiares se enfaden con él por la acusación hacia su padre. Todo esto que le pasa a Eutifrón lo sabemos por su encuentro con Sócrates ante la institución judicial, que, precisamente, vine a lo contrario, a responder de la acusación de impiedad que le imputa Mileto. De manera que, siendo Eutifrón conocedor de las cosas divinas y manifestando ante Sócrates que la acusación a su padre de homicidio la realiza por la impiedad que supone el homicidio, Sócrates ve la ocasión para preguntarle acerca de lo que es la piedad, que pasa a ser el tema del diálogo.
Probablemente el diálogo fue compuesto hacia…. y presenta un estilo similar a otros diálogos de esta época como Apología, Lisis, Cármides….
¿Por qué el título: “Los Otros”?
Os sonará a la película de Alejandro Amenazar del mismo título, ¿no? Y por ahí van los tiros. Es muy simple. El dialogo socrático siempre te enfrenta a la alteridad que está en nosotros mismos o que está fuera de nosotros, en la forma de otras personas que son como nosotros y a la vez distintos a nosotros. Y, en esta mediación dialéctica, está la ocasión para aprender sobre nosotros mismos, para tratar de llevar una vida lo mejor posible, siendo más conscientes de nosotros mismos. La película, precisamente, presenta de una manera dramática esta realidad de “los otros”, que nos obliga a salir de nosotros mismos para reencontrarnos de una manera nueva y más completa: lo misterioso, lo tenebroso, lo peligroso, lo pavoroso, también podemos ser y puede estar en nosotros, desde la perspectiva de los otros. (No queremos contar más del impactante desenlace final de la película). Y, aplicándolo al diálogo: este ponerse en el lugar del otro, esta necesidad constituye la base las relaciones personales y sociales, de manera que si no se da aquello, éstas se deterioran o se haces imposibles. La convivencia se deteriora, pero tampoco sería posible entender la justicia sin la perspectiva de “los otros”, sin ser justo, sin hacer justicia al otro, a lo que es y a lo que hace, de la misma manera que nosotros no podríamos recibir tampoco un trato justo de los demás. Es la manera como Sócrates nos permite entrever, tras su diálogo con Eutifrón, que éste se identifica y es cuidadoso con la aparente justicia hacia los dioses, pero que quizás descuida la justicia hacia los otros, las personas como nosotros.
